BARBOSA TURISTICA
  MITOS Y LEYENDAS DE BARBOSA
 


MITOS Y LEYENDAS DE BARBOSA

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Charco negro, permanece oscuro y misterioso, en la Avicola que lleva su mismo nombre.
CHARCO NEGRO, EL CHARCO ENCANTADO

El municipio de Barbosa se ha caracterizado por ser un puente entre los municipios del nordeste Antioqueño, el Magdalena Medio y el municipio de Medellín.

En el siglo XIX y los inicios del siglo XX no existían vías de acceso para los intercambios comerciales de regiones del país con la capital de Antioquia Nuestros ancestros realizaban el intercambio a lomo de mula y tardaban muchos días para hacer el recorrido y llegar a la capital.

Charco Negro se encuentra ubicado en la vereda Vallecitos cerca a la cabecera municipal hacia el nororiente de Barbosa. Muchos son los mitos y leyendas que han surgido al rededor del charco que propios y extraños no dejan de comentar se preguntan constantemente si será verdad o será producto de la imaginación y del sentido picaresco y cultural de toda nuestra región antioqueña que está llena de mitos y leyendas. Estos relatos que a continuación mencionamos son algunos de ellos:

Esta historia ocurrió en donde hoy se encuentra Charco Negro, el sitio en mención era una parada obligada por los arrieros donde se estableció una fonda y allí pasaban la noche los caminantes, para amenizarles su estadía la fonda contaba con servicio de cantina y hospedaje donde disfrutaban además con bellas mujeres.

Cuentan que un sacerdote del municipio le echó una maldición al sitio porque todas estas fiestas las realizaban a diario sin respetar los días santos. Un Viernes Santo comenzó a llover fuertemente y se inundó el lugar con todos los visitantes, sus pertenencias y productos que transportaban oro proveniente del municipio de Segovia.

Se formó este charco que denominaron Charco Negro por sus aguas oscuras. Cuenta la historia que todos los Viernes Santos ven bajar del monte más cercano llamado la Cresta del Gallo una gallina con pollitos de oro que vienen a tomar agua a Charco Negro, pero que no se dejan coger de nadie.

En la década de los 60 el propietario del lugar don Antonio Quinchía cogió una soga de 200 metros, le amarró una piedra y la fue soltando, pero no pudo encontrar su fondo; razón por la cual se dice que el charco no tiene fondo, que sus aguas se están esparciendo por sus alrededores y que llegará el día en el cual las aguas de este charco inundarán nuestra población.

Charco Negro y sus alrededores han tenido varios usos por los habitantes del muni-cipio de Barbosa: por los años cuarenta los profesores de las escuelas del municipio llevaban a sus estudiantes de caminada y de recreación alrededor del charco. Sus alrededores sirvieron de potreros y en nuestra época ya es una propiedad privada donde hay una granja avícola. Ya los habitantes del municipio no tienen acceso al sitio desperdiciando espacio que en un tiempo fue el disfrute de la población. Hoy sólo quedan comentarios.


LA MADREMONTE

Así como la Madre de Agua es la divinidad o mito de las aguas, La Madremonte lo es de los montes, de los montes del llano. Pero si aquella es una niña linda, ésta es un gran señora encopetada, robusta, alta, con sombrero vistoso, adornada con plumas y vestida toda de verde. Sus iras y persecuciones son terribles.
Ataca siempre con grandes tempestades, vientos e inundaciones que destruyen las cosechas, ahuyentan los ganados, ahogan los terneros y causan toda clase de calamidades. Pierde o enreda a los que merodean en sus dominios embriagados o en malos pasos; persigue con saña a los que son dados a discutir maliciosamente por linderos y que destruyen las cercas y destrozan las alambradas de sus vecinos o colindantes; es una asidua defensora de los límites correctos de las propiedades.
Castiga, también, a los que roban, a quienes andan en aventuras amorosas pervertidas y a los que osadamente invaden el corazón de sus enmarañadas arboledas; a aquellos cazadores vagabundos que lo hacen por distracción o perversión y a los niños vagos y desobedientes. Su influencia se manifiesta por una especie de mareo, de alucinación, mediante la cual la víctima ve todos los lados del monte idénticos, dificultándosele por lo tanto la salida.
Cualquier bosquecito se presenta como una inmensa y enmarañada montaña, sin senda ni salida, por donde el perdido empieza a trasegar arañándose, rompiéndose la ropa y sufriendo toda clase de percances.
Cuando, pasado el conjuro, ve que sólo ha sido en un pequeño bosque en el que se ha perdido y destrozado, no deja de exclamar:

–Eso jue esa vieja yerbatera e la Madremonte que hizo esta jugada.

La imagen o figura de la Madremonte muy pocos la han visto, y aquellos que la han llegado a ver, es sólo por un instante y mientras no estén bajo su influencia.

Por lo regular, la víctima que esté bajo los efectos de los ataques de la Madremonte, no la ve, sólo siente ese extraño sopor y divagación que lo hace fracasar; se puede decir que este mito de los montes huye de las miradas humanas.

Para librarse uno de las acometidas de la Madremonte es conveniente ir fumando un tabaco o con un bejuco de adorote o carare amarrado a la cintura.

Es también conveniente llevar pepas de cavalonga en el bolsillo o una vara recién cortada de cordoncillo, de chicalá o guayacán, a guisa de bordón; sirve así mismo, para el caso portar escapularios y medallas benditas o ir rezando la oración a San Isidro Labrador, abogado de los montes y de los aserríos.



LA GITANA ENCANTADA
Desde épocas remotas los pueblos de la tierra constantemente se encuentran en conflicto, terminan en una parte del planeta e inician en otra, obligando a los moradores del lugar a desplazarse a otros sitios donde les den albergue, otros van recorriendo por el mundo durante toda su vida.

Tal es el caso de la familia Montes que a continuación relatamos:

A principios del siglo XX se estableció en Barbosa un campamento de gitanos y como por todos es sabido estos personajes, especialmente las damas ganaban su vida saliendo por las calles del pueblo a adivinarles la suerte a las personas lugareñas.

Guadalupe Montes por su singular belleza y su magnifico cantar cautivó a las familias de la época con sus encantos, se pasaba tardes y noches deleitando a las personas con su baile y hermoso canto al son de una pandereta que ella tocaba armoniosamente, hasta que un día Lupe como la llamaban cariñosamente, cayó postrada en una cama y al corto tiempo murió de una enfermedad muy rara, luego fue sepultada en el cementerio de Barbosa donde hoy funciona el Hogar Juvenil Campesino llamado antes cementerio viejo. Ella fue enterrada en un mausoleo que los familiares diseñaron exclusivamente para ella, con todas sus alhajas consistentes en anillos y cadenas de oro. Cadenas muy gruesas y pulseras de mucho valor a demás de comida galletas y vino para que emprendiera su largo viaje hacia el más allá según las creencias de su familia.

La tumba quedó debajo de un pino y al tiempo de haber sido enterrada se le oía cantar, más tarde se descubrió el misterio de que dándole tres golpecitos a la lápida ella empezaba a cantar, varias personas dan fe de esto, se corre el rumor por el

pueblo y justamente allí los niños, jóvenes y adultos iban a dar los tres golpes en la tumba de Lupe y muchos escuchaban ruidos suaves y melodiosos, dicen otros que en noches de luna llena se le veía bailar, cantar y tocar pandereta debajo del pino.

La tumba fue profanada y destruida por los saqueadores de tumbas, los restos de Lupe nadie sabe dónde quedaron, sólo queda en el recuerdo de las personas mayores lo maravilloso y lo bello que era aquella encantadora gitana.


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LA LLORONA
Tener un hijo arrancado de las entrañas de la madre le fija en ella unos lazos tan fuertes con el nuevo ser, que ni el tiempo ni el espacio alteran su relación afectiva, ni si quiera las situaciones conflictivas que en ocasiones afrontan muchas mujeres.

El dolor de la pérdida de un hijo es el origen de esta historia. La versión sostiene que la llorona era una joven campesina que cedió a las pretensiones de un libertino y al quedar encinta, para evitar los señalamientos y los escándalos de la sociedad, decidió ahogar a la criatura en una noche de luna llena.

La muchacha, arrojó a su bebé a un río y luego presa del arrepentimiento, volvió como loca para recuperarlo, al no conseguirlo luego de recorrer todos los ríos y caminos se dedicó a lamentarse, espantando a los campesinos con ensordecedores gritos y preguntándose: "Aquí lo eché... aquí lo eché... ¿dónde lo encontrare?".

Quienes la han visto, la describen como una mujer de rostro huesudo, de apariencia descuidada, ojos rojizos harapienta en su indumentaria y asimismo indica que entre sus brazos lleva un bultico semejante a un recién nacido, los borrachos, jugadores e infieles siempre están en la mira de la llorona.

Se aparece en lugares solitarios, entre las 8:00 de la noche y las 5:00 de la mañana, horas propias para las andanzas de los espantos por esta triste madre.

Cuentan los pobladores de Barbosa de épocas anteriores que a esta extraña mujer la han visto recorriendo el río Porce o Medellín adentrándose en los afluentes de la jurisdicción, especialmente en la quebrada La López y en la Cañada del Niño, haciendo los recorridos por los afluentes del río, no dejando dormir con sus gritos y quejidos en noches de luna llena y asustando las personas.

Cuentan además que su aspecto es tan fuerte que corren despavoridos a sus casas a esconderse debido al miedo que les ocasiona la figura de esta mujer. ¿Que haría usted si se encontrara con ella?.

EL ENRUANADO DE LA MANGA CURAL


Cuenta la leyenda que en este lugar, sede del Liceo Manuel José Caicedo, conocido como la manga cural por ser el potrero de la parroquia, aparecía súbitamente en las noches de luna llena, un extraño hombre luciendo una ruana grande y un sencillo sombrero de quien se dice, era el que cuidaba con mucho esmero los caballos de los sacerdotes y al momento de morir pidió que lo enterraran en ese sitio; sus restos, según se cree, son los que reposan en una de la vitrina del laboratorio de biología y química.

Lo cierto es que este enigmático personaje, después de dar un particular saludo a los caballos que allí pastaban, tomaba uno de ellos y se dedicaba a recorrer los bosques y quebradas del municipio. A su regreso, se hacía acompañar de los cazadores nocturnos y leñadores que cortaban los árboles de los nacimientos; a todos los reunía y después de comprometerlos con el cuidado del agua y los montes, les invitaba a regresar a sus hogares antes del amanecer el Enruanado de la manga Cural desapareció misteriosamente.

Continúa la leyenda diciendo, que en una oportunidad, más exactamente un Viernes Santo correspondientes al día 13 del mes, después de su recorrido habitual, el Enruanado regresó con tres hombres que encontró quemando los bosques; éstos con desafiantes gestos se negaron a adquirir el compromiso de proteger la naturaleza; de inmediato la tierra se abrió a sus pies y en segundos a los tres se los tragó.

Para sorpresa de todos, agrega la leyenda, que al año siguiente, unos pobladores que habían ido al encuentro del tren, vieron a su regreso cerca al puente de la estación, que la margen derecha del río Medellín presentaba un túnel, del cual salían tres hombres contando lo sucedido; pero se habían transformado tanto que nadie les reconoció aunque ellos sí reconocieron que del cuidado del ambiente depende la vida de las personas, pues desde ese entonces, al igual que el Enruanado de la Manga Cural, se hicieron grandes amigos de la naturaleza y de los seres humanos.


LA CANDILEJA
El fantasma o la personificación de este mito está ligado a una antigua leyenda campesina, según la cual una anciana mujer, por mandato divino, fue condenada a vagar por los llanos, los montes solariegos, los anchos ríos, por las quebradas y por los caminos reales, entre oscurito y claro, cuando amenaza a lluvia y ya comienza a «tintinear»; o en la madrugada grande, cuando todo está en el silencio y el gallo no ha empezado a cantar, provista de una llama o nachón encendido que ilumina su paso en medio de un infernal chisporroteo.

La leyenda relata que era aquella una señora demasiado indulgente con sus dos nietos, a quienes perdonaba toda clase de travesuras sin hacerles la más mínima represión.
Su alcahuetería llegó al extremo que un día se les antojó ensillarla y montarla como si fuera una bestia; y ella, como si tal, los dejó obrar y los muchachos la cabalgaron todo el tiempo que quisieron sin recibir ninguna protesta por parte de la anciana.

Muerta la señora, fue llamada a rendir cuentas, y se le reprochó la falta de severidad para con sus nietos, por lo cual no fue admitida en el reino del cielo mientras no purgara su pena, consistente en la antes referida. De ahí que los campesinos la llaman vieja farolona, alcahueta, y así por el estilo.

A los viajeros de a caballo se les aparece en la orilla del camino, los sigue y se les monta en la grupa para atormentarlos, arañarlos y privarlos del sentido. Persigue a los borrachos, a los malos padres, a los enamorados banales, a los que andan en malos pasos, a los que acostumbran viajar a altas horas de la noche, a los perjuros y a los masones.

Si se quiere atraer y conocer más acerca de la Candileja, se reza, más si se quiere ahuyentar hay que insultarla tratándola de vieja farolona, alcahueta, el demonio te ha de tener en la «paila mocha», el «Mandingas» te ha de tener en los «profundos», y otras tantas injurias, amenazas y maldiciones.

Se manifiesta en forma de un chisporroteo de luces rojizas y se ve que baja por la madre del río, en las grandes creciente, se le ve a lo lejos sobre la cresta de los cerros elevados; se aparece a la luz de la Candileja en las casas abandonadas o solitarias, en las ruinas; en los caminos reales, en los sitios en donde se cree que haya tesoros enterrados, en los llanos y en las playas solitarias.

A veces se distinguen tres hachones: el de la anciana y los dos de sus nietos, y a la vislumbre se ven los tres bultarajos que avanzan en fila.

Algunos han confundido su lumbre con la llama de alguna guaca, pero los grandes conocedores campesinos la distinguen inmediatamente, pues la luz de una guaca que arde es blanca o azulita, según sea de oro o plata, y es mansa y de un bello matiz; mientras que la de la Candileja es rojiza, que echa chispas como si fuera un tizón azotado por la brisa; es, además, inquieta y se mueve como un fantasma, se aparece de repente y desaparece en la misma forma.


LA LEYENDA DE JUAN MUÑOZ
Barbosa desde sus orígenes ha tenido relación con las mulas, la arriería y señores dueños de grandes extensiones de tierra con sus peones quienes deben obedecer ante las órdenes de sus amos, éstos muchas veces prepotentes quienes abusan de su poder; esta leyenda trata este caso, ocurrida en la vereda Vallecitos.

Un señor muy rico, en los días amarraba un cuero de vaca a la parte posterior de la montura de un caballo, en él echaba sus morrocotas de oro y salía a asolearlas por toda su finca, lo que hoy en día es Vallecitos. Cierto día llegó de dar su paseo y le ordenó a su mayordomo que pelara la bestia así estando viva, el mayordomo ató la bestia y la peló cuando estuvo pelada don Juan Muñoz le ordenó que le echara sal para ver como brincaba, este obedeció, la bestia se paró maniatada y se tiro por un barranco donde murió.

Al tiempo muere don Juan Muñoz dejando tres entierros repartidos en toda su finca, muchos aseguran que uno de ellos está en una gran piedra partida a la mitad que aún hoy existe en Vallecitos, que han tratado infinidades de veces en sacarlos y una nube de avispas y abejorros se lo impide; además un frío se apodera de ellos y son incapaces de mover un solo dedo, el otro se dice que está en el morro del Gallo; que sólo ven la luz que sale de allí y que nunca han encontrado nada, y del otro nadie sabe en dónde está. Hasta hace poco tiem-po algunas personas del lugar veían en las noches de luna llena, una figura humana con capa negra, sombrero negro y montado al revés en una mula sangrando, haciendo ruido con sus alforjas como si las llevara llenas de monedas.



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LAS BRUJAS O DUENDES
Las brujas y los duendes son personajes conocidos universalmente; en todos los rincones de la tierra hay brujas, se conocen sus leyendas se les atribuyen tales o cuales características, según el lugar y las creencias de sus moradores. Así mismo, son conocidos los duendes.

Pero por ejemplo, la bruja tolimense es original. Sus formas, sus andanzas y leyendas son propias del Tolima. La bruja universalmente conocida es aquella vieja desdentada, de boca grande, mejillas flácidas, con un sombrero puntiagudo, fumándose un largo tabaco y montada en una escoba, volando por los aires.

La bruja tolimense, en cambio, surgió de las mentes campesinas como una mujer hermosa que vuela desnuda, que pernocta con el diablo y que tiene el poder de transformarse; que baila en partes desoladas en compañía del demonio, que forma parte del séquito de éste y que está bajo su dirección y ayuda.

Su forma más corriente para transformarse de un lugar a otro en sus diabólicas andanzas, es la de una pizca (pava). Es un animal enorme que azota los techos al posarse en los limatones de las casas y las ramas de los grandes árboles, si se posa en ellos.

Muchas veces, en la negra oscuridad de la noche y a horas avanzadas, se oye su estruendoso volar que pasa raudo, el aletazo del viento le da a uno en la cara y después se oye su horrible y estridente carcajada.

Otras veces se pueden sorprender a todas las de la vereda o pueblo; porque es preciso advertir que las brujas del Tolima son siempre mujeres de la región, pervertidas, hechiceras, adúlteras o de malas artes que hacen pacto con el diablo para poder ejercer so abominable profesión, y se pueden sorprender, digo, en sus danzas, festines y bacanales, en compañía de Satán, en amplios descubiertos o limpios, en medio de los montes, en las sabana de las altas lomas o en los llanos deshabitados ( peladeros de las brujas).

Para ello hay que ir en silencio, con la brisa de frente y ni por nada del mundo, ir a mencionar una oración. Así se podrán ver sus danzas profanas, sus hechicerías, sus ritos infernales, y sus macabros festines de cadáveres y oír sus risas, sus maldiciones y blasfemias.

Cuando se nota que está siendo atacado por una bruja, de noche, u oye su fatídico, o escucha sus risas en la oscuridad y se quiere conocer en persona para descubrirla, no hay más que convidarla de la siguiente forma:
–Mañana vienes por sal so condenada.
Al otro día, sin falta, viene en persona a la casa a prestar sal, y así será reconocida. Su ataque consiste en perder o embrollar, más que todo a los borrachos, a los enamorados y a los que andan en malos pasos.

De noche, cuando todos duermen, les chupan la sangre a las personas en cualquier parte del cuerpo, con preferencia en los muslos o en el cuello.
Se roba los bebés y perturba y trasnocha a los que se da a perseguir
Las brujas se ahuyentan con escapularios o medallas o llevando ajos o cabalongas en el bolsillo; las viviendas se rezan y se rocían con agua bendita, yerbabuena, albahaca y otras yerbas aromáticas. A los niños se les pone una pulserita de hilo con un azabache.

Los duendes también tienen sus costumbres y leyendas propias. Son perversos, impertinentes y traviesos estos pequeños diablos que todo lo embrollan, todo lo esconden y en todas partes están metidos. Una casa invadida de duendes es una casa ‘’patas arriba’’, endemoniada y sin sosiego.

Su especialidad es perseguir a las muchachas casaderas, a quienes perturban de una manera tal, que muchas veces las idiotizan y las hacen hasta enloquecer las persiguen de día y de noche, sin tregua, hasta que la muchacha se desespera y enferma.

Cuando charlan con el novio, por ejemplo, la tocan, la llaman, le hacen ruidos extraños. le esconden los utensilios de cocina o de costura, hasta que fastidiado éste por lo que cree un ‘’filimisco’’ de su novia, se va enojado, y muchas veces rompe con ella.

Una muchacha perseguida por los duendes casi nunca se puede casar porque ellos lo echan todo a perder. De noche las llaman las tocan, les ocasionan pesadillas y malos sueños y muchas veces los padres las han detenido en el patio, arrastradas misteriosamente por los duendes.
Los campesinos tenían un medio muy eficaz para curar una casa infestada de duendes. Con tal fin, y exclusivamente para ello, se construían unos triplecitos especiales, más o menos como un requinto, de ocho ruedas, sin agrupación de orden como el tiple.

A este tiplecito había qué darle un temple, también, especial, y era éste el único problema para la operación, porque no todos sabían dárselo, sino, que, muchas veces, en una región muy extensa sólo había uno que podía hacerlo bien.

Esta persona solía ser siempre un anciano muy antiguo que por lo regular se sabia todas las artes y triquiñuelas del pasado.

Una vez templado el tiplecito en esta forma, se ejecutaba el llamado. antiguamente ‘’son de las vacas’’, y los duendes huían como por encanto.
Era tan efectivo este procedimiento, que con sólo temblar el tiple, con su temple auténtico y dejarlo por ahí en un rincón de la casa donde hubiera tales diablillos, éstos, después de volver pedazos el instrumento, de destrozarlo totalmente, se iban y no volvían jamás.

Otras veces se templaba el tiple y se tocaba una cuerda poco a poco, sin ser el ‘’son de las vacas’’, y los duendes desaparecían.

Se trata de las brujas aquellas hechiceras que viajan de noche, especialmente los martes y los viernes, volando sobre escobas, entre otros medios de transporte. Estos personajes se presentan con diversas formas y se ríen ruidosamente. La figura más de dichos personajes es la de una anciana mujer despeinada, con ojos rojos, nariz larga y puntiaguda que se viste con harapos y camina encorvada debido a su edad.

Sus gustos se orientan hacia las hienas, las lechuzas y sobre todo a los hombres. Se les clasifican de lujuriosas y practicantes de toda clase de aberraciones, acostumbran el uso de alucinógenos para ver el futuro y descubrir los espíritus.

En Barbosa aparecen en las casas abandonadas y perjudican de manera especial a los hombres, quienes perciben su peso en su pecho con la sensación de un fuerte abrazo.

Al estar sobre las personas las deja inmóviles sin hablar y sin respiración. Asustan y arañan, se llevan para el monte los bebés recién nacidos y hasta allá tienen que ir los padres para recuperarlos, hacen trenzas a las crines de los caballos; se presentan en las reuniones familiares espantando a los reunidos por las ventanas y les encanta desubicar a los caminantes borrando las huellas de los senderos produciendo terror.

Cuentan los ancianos de la población que las han observado volando como bolas de fuego en varios sectores como en la calle de las brujas, dicen que volaban desde el morro y se asentaban en los caballetes de las casas en esa calle y que molestaban constantemente a los señores de esas viviendas, no los dejaba respirar.

Otro sector donde se visualizaban estos personajes era en el barrio San Rafael donde cuentan los vecinos que volaban de morro en morro en la parte alta del barrio y se asentaban en las terrazas de las casas.

Y qué tal en el barrio La Esmeralda donde asustaban constantemente a sus moradores. Usted verá si cree en ellas pero que las hay las hay.


* LA MUELONA

Muy similar es ésta a la Patasola y con las mismas características. Solo que la Muelona se presenta siempre como una mujer muy hermosa, aunque provista de una enorme dentadura.

Persigue a los hombres incautos, enamoradizos, en los caminos solitarios, presentándose incitadora como una mujer normal y bonita.
Caen en esa forma en sus redes y son arrastrados por ella, maliciosamente, hasta un lugar más apartado, en donde los devora triturándolos con su fuerte dentadura.

Persigue a los enamorados, a los borrachos, a los contrabandistas o que andan en malos pasos y a los que acostumbran viajar solos por los montes.

Con su dentadura tritura todo lo que se le atraviese, y su poder destructor es tremendo.

Muchas veces en la espesura o en la oscuridad solitaria se escucha el macabro triturar de sus molares.


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Panorámica de la Piedra de La Montera. Lleva este nombre porque su fotografía y relieve desde lejos se asemeja a una montura.

LA PIEDRA DE LA MONTERA, PIEDRA ENCANTADA

Esta gran mole de granito se encuentra ubicada en la vereda la montera en su parte alta en jurisdicción del municipio de Donmatías en límites con el municipio de Barbosa en su parte nororiental. Pero sus habitantes tienen familiaridad con los vecinos de Barbosa y es con este Municipio con quien establece su comercio.

En torno a esta piedra se han tenido historias que aún se encuentran en el colectivo popular de sus habitantes.

Hace aproximadamente 50 años el padre Antonio José Cadavid colocó sobre la piedra una escultura del Sagrado Corazón de Jesús a petición del señor Manuel Carvajal y después de un poco tiempo un rayo la destruyó. Todo esto motivó a una serie de conjeturas entre los habitantes de la vereda y fue surgiendo toda clase de leyendas de las cuales destacamos las siguientes:

Se dice que los Viernes Santos a las doce de la noche y por cinco minutos la piedra se abre y de allí salen unas escaleras en piedra que descienden hasta el Río Porce o Medellín, que queda aproximadamente a 5 Km. de allí, y que dentro de la piedra hay un tesoro variado de gran tamaño, este tesoro se debe sacar en el tiempo que dure la piedra abierta porque de lo contrario la persona quedará atrapada.

Además muchas personas fueron a la orilla del Río y vieron cómo se abría una cueva que comunicaba con ella y que sintieron miedo de penetrar en ésta.

En cierta ocasión un señor visita la piedra, estornudó y se le cayó la caja de dientes de oro que tenía, cuando se agachó a recogerla, vio como la piedra se trago la caja de dientes.

Cuentan también sus habitantes que en noches de luna llena se escuchan piar varios pollos.

Todas estas historias han servido para que sus habitantes le tengan respeto a esta hermosa piedra y cuentan con mucho asombro lo que supuestamente allí sucede

 
 
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